Una vez mas

Introducción.
-¿Cual es tu nombre?-pregunto con una voz casi
angelical, pero no podía responder a pesar de todo yo ya sabia la verdad
y no podía hacerle eso, simplemente no era correcto.
-Me tengo que
ir, lo lamento - respondí ásperamente, di media vuelta con la
dispocision a echar carrera y alegarme de hay lo mas pronto posible, los
ojos me dolían no contendría el dolor mas tiempo, tenia que salir
cuanto antes de hay. Basto solo un paso en dirección contraria a la que
estaba para que me detuviera con un abrazo; que me hizo sentir que de
nuevo vivía, que todo volvería a estar como antes, que por esos pequeños
instantes el mundo era nuestro y nada lo cambiaria.
Su abrazo era
protector y calido, pero la ilusión tenia que acabar, no podía
permanecer así como si todo estuviera bien y nada fuese a pasar. Mi
mente gritaba libertad, pero el cuerpo se rehusaba a reaccionar ante tal
orden. Después de sentir los ojos ardientes y húmedos reaccione y me
zafe del agarre. ¨ Corre ¨ - dije para mis adentros - ¨ no mires atrás, este es el final ¨ .
Solo
corría mi cuerpo temblaba y se balanceaba con el trote. No escuchaba
nada solo un sonido atravesaba la membrana de mis oídos, solo uno era el
que alcanzaba a percibir, quebrando el aire los gritos desgarradores
detrás de mi siguiéndome como el fantasma de un pecado. Llego a cabeza,
siguió por mi sangre y por ultimo perforo cada parte de mi alma.
-ESPERA¡¡¡- dolia de verdad- YO...YO...-
¨! No te detengas ¡¨
Seguí
corriendo por un largo tiempo, mi cuerpo no lo soportaba mas, se detuvo
y callo de rodillas sobre el pasto había corrido una gran distancia, me
sentía...yo... estaba sola en la colina mas alta de la ciudad, desde
hay se podía ver el cielo tiñéndose de tonalidades de roja y naranja,
mientras el sol descendía lentamente, dando los últimos rayos de luz
amarillenta. Los rayos luminosos del sol se reflejaban en todas y cada
una de las gotas que, después de correr suavemente por el rostro
inclinado de la chica, se precipitaban por la barbilla y caían hasta
encontrarse con el final del camino en el césped verde, en la tierra
mojada o en alguna que otra cosita que estuviese en ese prado en esos
momentos.

Capitulo 1: Adiós
Se encontraba hay de pie, sus frágiles piernas temblaban al igual que sus labios. Sus ojos se humedecieron y un susurro que surgió de sus labios débilmente, libero una gota que corrió por la rosada mejilla de la chica y se precipito hacia su barbilla, entonces fue abandonando su piel y dirigió su rumbo al frío suelo de las calles.
Aquel susurro que había liberado no paso inadvertido para el peliazul, que se exalto al ver a la chica que poseía dos hermosas orbes color ámbar.
Esta echo a correr sin importarle nada de lo que sucediese a su alrededor, mientras las lagrimas se derramaban por su rostro.
El chico se zafo de los labios de su opresora y se decidió ir tras la chica de cabellos rosados, que se alegaba velozmente hacia la fría noche.
El chico grito su nombre al ver que el auto que se dirigía hacia donde ella estaba no lograría detenerse. Ella giro la cabeza lo suficiente para poder observar lo inexcusable. Entonces dirigió su mirada hacia el chico que se encontraba no muy lejos de la banqueta, corriendo en su dirección, sabiendo que no podría alcanzarla a tiempo, y denuedo con sus débiles labios volvió a susurrar algo que solo el chico peliazul logro escuchar. Se impacto y abrió sus ojos de par en par al escuchar lo que, con palabras quebradizas, había susurrado la chica.

-I…Ikuto- fueron las últimas palabras que escucho de la chica antes de que esta se encontrase tendida sobre la acera.
El auto se detuvo después del impacto. El conductor bajo del auto e inmediatamente marco a emergencias con su teléfono celular, mientras la gente que se encontraba a los alrededores formaba un tumulto.

-Amu!!!- grito Ikuto y corrió a su lado, la tomo en sus brazos y la presiono contra su pecho. Ella seguía inmóvil en los brazos del peliazul.

Desde lo alto de las nubes, en el azul del cielo Amu contemplaba la triste escena.
-¿Que sucede? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?-dijo con una voz tensa
-Te traje aquí parta despertar nuevamente a ¨ Tu verdadero yo ¨ Hinamori Amu- dijo mientras salía de entre las nubes unas chica
Esta camino hacia Amu hasta dejarse ver completamente.
Tenía los mismos rasgos físicos que Amu, pero había algo que las diferenciaba. El caminar, su posición, su mirada, era evidente que era más fuerte y segura que ¨ la verdadera ¨ Amu.
-¿Qui…quien eres?-pregunto Amu a su igual.
-Yo soy tu alma, tu espíritu, soy tu verdadero yo Amu-chan-
Ella estaba perpleja non podía creer lo que estaba pasando, todo lo que había visto le parecía irreal.
-Que a…-
Fue interrumpida por la misteriosa chica pelirosa.
-Yo lo he planeado todo para poder traerte aquí y así cumplir mi misión, renaciendo en otro cuerpo para volver a lo que dejaste atrás y has olvidado-dicho eso extendió uno de sus brazos, con la mano serrada en puño del cual escapaban unos débiles rayos de luz blanca, en la dirección en la que se encontraba Amu…

Dicho eso extendió uno de sus brazos, con la mano serrada en puño del
cual escapaban unos débiles rayos de luz blanca, en la dirección en la
que se encontraba Amu…

Al abrir el puño en su palma se podia
divisar un destello de luz, como una pequeña estrella arrancada del
cielo; brillaba tan intensamente que al mirarla directamente segaba los
ojos y por mismo causo que Amu retrosediera unos pasos, cerrando sus
ojos calados por la inmensa de luz.
-He aqui tu nueva vida- dijo el
espiritu mientras la luz se elebava de su mano para ubicarse sobre la
cabeza de Amu, esta trato de seguir la trallectoria de dicha luz con los
ojos entrecerrados, incapas de ver bien aquello que su otro yo habia
llamado ¨ nueva vida ¨. Con la cabeza completamente mirando hacia arriba
y las manos sobre su cara con los dedos un tanto abiertos para poder
divisar la blancura total, probiniente de aquella misteriosa luz, que
bañaba a todo el lugar. Cuando por fin sintio que podria ver el destello
sin dañar sus ojos fue retirando lentamente sus manos de su rostro,
cuando las dejo caer con delicadesa a sus costados se dio cuenta que
estaba completamente sola, su espiritu la habia abandonado en medio de
aquel lugar.
Dentro de ese misterioso lugar comenzaron a nacer
escenarios, momentos, platicas, caras, nombres, lugares, sentimientos,
pensamientos, todo. La vida de un alguien, sus recuerdos, sus
sentimientos y pensamientos se habian apoderado de ella en un par de
segundos, conocia todos los rasgos de la vida de esa persona o minimo,
lo mismo que la dueña de ellos.
No sabia el porque del sentimiento
que la inundo tras la ola de recuerdos, simplemente lo hacia. Los
recuerdos que se le habian entregados en ese momento, pertenesian a la
chica que fungiria como un ¨ resipiente para reenacer ¨. Le dolia el
echo de pensar en que usaria el cuerpo de otra persona de ahora en
adelante, que todo lo vivido se podria olvidar y que su tiempo hay habia
terminado, pero por alguna razon habia conseguido una segunda
oportunidadad, asi para tener dicha opcion, ella devio haber quitadole
el lugar a otra persona. Se sentia mareada, no podia poder la cabeza en
su lugar.
Ella era la misma imagen de la perfeccion, si los
diccionarios tuviesen imagenes, ella representaria la bellesa. La chica
tenia el cabello no muy largo de un tono rosado obscuro casi podria
decirse que sus cabellos eran morados, ojos potentes, verdes con un
brillo singular, como esmeraldas gigantes relusiendo en su palido
rostro, tan blanco como si de un muerto se tratase y tan perfecto y
cuidado como la porcelana. Era la convinacion perfecta y encajaba como
anillo al dedo, con su cuerpo. Delgada y no muy alta, con un cuerpo ¨
infantil ¨ la hacia parecer mas aun una muñequita sacada de en sueños,
que una persona real. Ella llamaba mucho la atencion entre las demas
personas, acausa de su atractivo natural y resaltaba entre las personas
de su mismo sexo segun el parecer de los chicos, que la seguian por
montones. Era muy aislada y seria, hija unica de una pareja que
trabajaba la mayor parte del tiempo, por no decir que lo hacian siempre y
ni en la escuela, la Academia Seiyo, ni fuera de ella tenia amigos por
lo cual nunca interactuaba con nadie en absoluto. Su nombre era Yukina
Mitsuki.
Al momento en que pudo ver a su otro yo no pudo contener las preguntas que asaltaba su mente.
-¿que
fue lo que paso? ¿que fue lo que vi? ¿como es que conosco todo de esa
chica?- rebento Amu con deseperacion esperando pasiete una repuesta
coerente a sus dudas
-Son tus nuevos recuerdos, de ahora en adelante
viviras en el cuerpo de Yukina Mitsuki, ahora su vida te pertenese- hizo
una pausa para que pudiera asimilar lo que me acababa de decir, despues
continuo con un tono sereno pero determinado, segura de cada palabra
que me decia, como quien hace un juramento de la verdad- Conservaras tus
recuerdos de cuando fuistte Amu Hinamori, pero todos los que te
conocieron, te vieron o supieron de ti te olvidaran, olvidaran todo
sobre ti-
-Eso quiere decir que...-dirigio su mirada con nostalgia de
nuevo hacia el peliazul que se encontraba a cientos y varios kilometros
mas, de bajo de ellas, despues continuo volviendose hacia la pelirosa
frente a ella- ¿que es lo que esperas de mi?-
-Que renascas a la
verdadera Amu que vive en ti y has abandonado; yo me encontrare siempre
contigo no te abandonare nunca, pero si no te encuantras a ti misma y
no podras ayudar a nadie y pobablemente...- callo, como si ubiese
hablado de mas y dicho algo que tenia proibido mencionar- Amu... yo
confio en ti- respondio con una gran sonrrisa pintada en el rostro.
-Pero...-
no pudo terminar su oracion cuando ya se encontraba inconciente tendida
en el suave y delicado suelo de aquel lugar tan misterioso.
-Apartir de hoy todo cambiara, Amu Hinamori-